La tradicional merienda del Domingo de Pascua despide la Semana Santa

Fuente: Salamanca24horas.com

Tras el encuentro de Jesús y su Madre, que pone fin a la Semana Santa, llega la Pascua de Resurrección que marca el triunfo de Jesús sobre la muerte, y la promesa de vida eterna. Los fieles quedaban liberados de la prohibición de comer carne que había perdurado durante los 40 inmensos días de la Cuaresma y debían resarcirse de tan larga abstinencia. Así, celebraban el hornazo el Domingo de Resurrección nada más terminar la misa, las caballerías preparadas esperaban a las familias y las pandillas. El hornazo, muy conocido en toda la provincia salmantina, es una rosca de pan cocida al horno y rellena de tajadas de lomo, chorizo, tocino o jamón. Su miga queda totalmente impregnada de grasa que le da el aspecto dorado, un sabor especial y un sobre abultamiento en el centro, porque lleva también huevo cocido. Normalmente, esta masa de pan se elaboraba con granos de anís y huevo para darle mejor sabor. Era todo un espectáculo atrayente para los sufridos estómagos observar cómo todos los hornos de los pueblos funcionaban a no parar para satisfacer la demanda de hornazos en todas las familias y grupos de amigos. Era costumbre que cada mujer llevara al horno su propia harina y tajadas y allí, junto a la hornera que les daba instrucciones, confeccionaban los hornazos. Sugerentes son Villarino de los Aires, con su tradicional Día del Hornazo en el Teso de San Cristóbal, Yecla de Yeltes con el traslado de la Virgen del Castillo desde el castro hasta la iglesia parroquial, dando comienzo la novena, o Hinojosa de Duero, con la salida al campo en tres jornadas, domingo, lunes y martes cuando se celebra el Martes de Pascuilla.

©Todos los derechos reservados, reyconet.es