Fuente: La Gaceta de Salamanca 2012-08-04

Relatan las crónicas allá en las tierras del Duero, donde España empieza a perder su nombre, la historia de un avieso señor feudal que con sus maledicencias traía por la calle de la amargura a las buenas gentes de la villa de Hinojosa. Hablan los papeles, minucias efímeras, de nobles que a mediados del siglo XV no dejaban a las novias llegar castas a los brazos del marido sin que antes pasaran por su alcoba.

Dice la historia, ya confundida en leyenda, que, cansados de tanto abuso, de tanto derecho de pernada, los campesinos de Hinojosa se rebelaron un día del año de 1441, logrando que el señor feudal tomara las de la frontera, con el miedo todavía en el cuerpo y su conciencia en las alforjas.

Este sábado esta historia volvió a las calles de Hinojosa de Duero con la primera representación de la “Leyenda del Feudal”, en la que participaron centenares de vecinos ataviados con trajes del Medievo confeccionados por ellos mismos. Al gutural reclamo del cuerno que hacían sonar los juglares, fueron reuniéndose los lacayos a la puerta de la iglesia para ir dando forma a la revuelta contra el señor y tirano de la villa. Mientras tanto, ajenos a las querellas de los mayores, jugaban los niños en la plaza con las herraduras, cuerdas y otros tantos aperos que habían ido a encontrar en algún sobrado.

Al poco empezaron a repicar los ecos de los jinetes que, poderosos sobre las caballerizas, alardeaban de su fuerza ante el más pintado. Felices se las prometía el feudal de Hinojosa, desconocedor todavía de que entre sus súbditos estaba a punto de prender la mecha de la rebelión. Con las últimas luces del día, así en Las Arribes como en Fuenteovejuna, los hinojoseros asaltaron el castillo y expulsaron al opresor. La Edad Media fue este sábado el recuerdo de una historia de libertad en un rincón de las tierras del Duero.