125 años del primer viaje de tren que tendió puentes y túneles con Portugal

Fuente: El Adelanto

´Al llegar al último tramo, pasado el pueblo de Hinojosa de Duero, el panorama empezó a cambiar y las dificultades fueron creciendo y naturalmente el trabajo se endureció. Día a día fueron metiéndose en un paisaje diferente, en declive hacia el río Duero, que se vía allí abajo brillar entre colinas verdes y escarpaduras de vértigo. El avance se frenó, se hizo lento, penoso y descorazonador”. Así relata  la pluma de Luciano García Egido (Los túneles del paraíso) la ardua construcción y la obra de ingeniería del siglo XIX (humana, económica y social) que, después de muchos avatares y proyectos, se inició en agostos de 1883. La vía férrea –en concreto el ramal de La Fuente de San Esteban a Barca d’Alva- que tendería puentes y abriría túneles para unir Salamanca con Portugal se inauguró un 8 de diciembre de 1887.

Esta semana se cumplen 125 años de aquel momento ´notable” y ´de trascendental importancia para nuestra provincia”, tal y como recogen las crónicas periodísticas de la época. Crónicas que relatan aquel primer viaje, como la publicada por La Liga del Contribuyente (11 de diciembre de 1887) y en la que puede leerse: ´En La Fuente de San Esteban se tomó café, y acto seguido se continuó viaje a Lumbrales, en cuya estación con arcos de ramaje a su entrada y salida en que se ostentaban los colores nacionales y portugueses, se nos recibió con música de viento. Iguales manifestaciones hicieron los pueblos de Hinojosa y La Fregeneda”.  Un viaje por un camino ´de curvas y contracurvas al borde de espantosos abismos, la mayor parte de los cuales se salvan con viaductos y puentes de elevadísima altura y delicada construcción, si que estos prodigios de la naturaleza y del arte juntos se apartasen de nuestros ojos, excepción hecha del paso de 20 túneles que se abren en el corto espacio que media entre Fregeneda y la frontera portuguesa”.

En 1893, el número de viajeros por kilómetro en la línea alcanzaba los 50.874. Diez años después, 1903, rondaba los 65.000 viajeros. Pese a estar reconocida como uno de los más impresionantes ejemplos de ingeniería ferroviaria, en términos de oferta y demanda, nunca llegaron a ser suficientes. Cuando estaba a punto de cumplir los cien años, un 30 de septiembre de 1984, el Consejo de Ministros daba el cerrojazo a la línea argumentando falta de rentabilidad económica. El Real Decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado dejaba huérfanos a los veinte túneles, trece viaductos y una decena de estaciones de ferrocarril, con sus repetitivos relojes de fachada, ordenando ´suprimir a partir del 1 de enero de 1985 el tráfico de viajeros y mercancías en el tramo de La Fuente de San Esteban a La Fregeneda, de 61 kilómetros´.

El tren desapareció del paisaje, pero no de la memoria de las gentes y pueblos por los que transitó durante casi un siglo (98 años), con un trazado que surca los caprichos de la naturaleza, con un impresionante tramo final de 17 kilómetros que salva un desnivel de unos 300 metros entre la estación de La Fregeneda y el puente internacional sobre el río Águeda.

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