El paleo de Las Arribes del Duero, una danza guerrera con más de 2.000 años de historia

Fuente: La Gaceta de Salamanca

Tienen poco más de veinte años pero todos ellos guardan el peso de la tradición entre sus manos. Nadie acierta a decir cuándo nació la danza del paleo en Las Arribes del Duero. Unos hablan de los vetones, otros de tribus que se pierden en el devenir de los siglos, pero cada uno de estos chavales tiene claro que cada vez que se ponen a bailar, siempre que agarran con toda su fuerza uno de estos palos, están ayudando a revivir una danza con más de 2.000 años de historia.

El paleo ha vuelto a Las Arribes después de unos años en que muchos temían que el baile iba a desaparecer para siempre. En Saucelle, diez mozos recuperaron la danza en las pasadas fiestas de San Lorenzo tras varios años de ausencia. Lo mismo ha sucedido en Vilvestre, donde un grupo liderato por el popular tamborilero “Afro” ha rescatado la esencia de esta danza “recia y guerrera con la que los antiguos comunicaban sus emociones”. Los de Barruecopardo han sido los últimos en sumarse y, desde hace unos meses, andan entrenando para ofrecer el paleo a su patrón, el Cristo de las Mercedes.

Para los no lo hayan visto, el paleo es una danza violenta a la par que precisa, una armónica lucha en la que un grupo de hombres hace entrechocar sus palos de madera a una velocidad de vértigo. El ritmo del tamboril los acompaña en todo momento, aunque el restallar de los palos bastaría para componer la música de este baile ferviente y arcano. Una herencia que se refleja en el toque genial de tamborileros como Arcadio o “Afro”, heredero de Don José, gracias a los cuales el paleo no se perderá jamás.

Es de esperar que a esta danza todavía le quede mucho futuro por delante. En Saucelle, sin ir más lejos, tienen previsto abrir muy pronto un museo dedicado al paleo donde se rendirá homenaje a los cientos de personas que han hecho sonar los palos. Las actuaciones de los chavales de Vilvestre y Saucelle se repiten por toda la provincia. Ahora tan sólo hace falta encontrar a sus sucesores en niños con poco más de diez años, edad en la que conviene iniciarse. La despoblación de Las Arribes continúa siendo una amenaza para ellos. Sin embargo, con su danza guerrera, con su lucha a través del paleo, estos jóvenes se han empeñado en salvar la tradición.

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