Yecla de Yeltes: La Virgen del Castillo recibe más de 300 euros en la subasta de roscas

Fuente: Salamancartvaldia.es

Decenas de yeclenses volvieron a reunirse durante el Lunes de Aguas en torno a la ermita del castro para rendir un año más su homenaje a la Virgen del Castillo, Patrona que volvió a escuchar de la voz de los subastadores ¡quién da más por la rosca de Nuestra Señora!, toda una tradición que ha venido marcando en el tiempo esta celebración y a la que permanecen fieles cada año los vecinos de Yecla de Yeltes, también acompañados por numerosos vitigudinenses.

Como mayordomos de la Virgen en esta edición de la fiesta, empuñaban las varas los hermanos Óscar e Ignacio Abarca Torres, acompañados de sus respectivas, también mayordomas, Alicia Manzano Olivera y Rocío Rodríguez Hernández, todos ellos protagonistas de los actos en honor a la Patrona de esta fiesta, y que comenzaron en la mañana con su traslado, desde la iglesia a la ermita del castro, y la posterior misa en el pequeño templo.

Y allí comenzaba la tarde con el rosario y la salida a hombros de la Virgen, con pendón anunciador y bajo los sones de la gaita y el tamboril de Arcadio, procesión que abrían las rosquilleras y que escoltaban los trajeados mayordomos con varas en mano. Tras la Virgen, aparecían sus dos mayordomas con relucientes vestidos de fiesta.

Con la Virgen colocada en su trono de piedra, este año revestido con una cubierta de hierro gracias al Plan Románico, decenas de vecinos besaron las varas ofrecidas por los mayordomos en el ofertorio a Nuestra Señora, acto que daría paso a la esperada subasta de roscas.

En esta ocasión fueron tres los subastadores, ‘Mino’ Vicente Martín, llegado desde Villabuenas, y los dos mayordomos, Óscar e Ignacio, comenzando el primero con la popular ronda entre el corrillo de vecinos que esperaban conocer a los nuevos benefactores de la Virgen. La primera de las roscas fue para un habitual en este acto, José Luis Barbero Marcos, propietario del bar Magnolia en la capital salmantina y que ofreció 100 euros por “la rosca de Nuestra Señora”.

La segunda, subastada por Óscar y concretado el acuerdo, fue para Carlos Quesada, también por el ‘módico’ precio de 100 euros. Y la tercera, subastada por Ignacio, recaló en manos de Carmen Morales, aunque fue un poco más dadivosa que los anteriores al llegar a pagar 105 euros. La subasta no fue fácil, pues la crisis finalmente hizo acto de aparición en este tradicional acto.

Con la imagen de la Patrona ya en sus aposentos de la ermita del Castillo y a la espera de un nuevo año, el público congregado en el castro vetón de Ecla, el Sitio Viejo, daba cuenta de la merienda por cada rincón de este monumento de 2.500 años, para proseguir más tarde, en la plaza del pueblo, con una capea de vaquillas, un festejo que -se presume- contaría con el buen humor de las peñas.

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