Aldeadávila, donde el paisaje se funde con el ingenio del hombre

Fuente: SalamancaRtvaldia.es

Al mismo tiempo que servían de armazón para que el ingenio dominase la naturaleza, toneladas de acero y hormigón se convertían medio siglo después en el recurso turístico más importante de cuantos en estos momentos ofrece el Parque Natural Arribes del Duero.  No hay hijo de Aldeadávila que no tenga un pedazo de su vida, o de la de sus padres, en esa gran bóveda de hormigón que amansa el Duero.

Esta gran presa construida por la empresa entonces Iberduero, forma parte del corazón y la memoria de este pueblo, un pueblo que ahora recoge los frutos del esfuerzo de sus antepasados con la visita de miles de turistas cada año, que quieren presenciar la huella de la mano del hombre sobre uno de los paisajes más agrestes de la Península Ibérica.

Pero no solo el turista urbanita queda prendado de la grandiosidad de su paisaje. Miguel de Unamuno, en uno de sus viajes por estas tierras, se quedó exhorto ante lo que sus ojos contemplaron, realizando a partir de ese momento la descripción más bella y sublime de cuantas nadie jamás haya hecho de Las Arribes.

Como a Unamuno, el Duero y sus arribes han inspirado a muchos otros. También genios del cine como David Lean, se fijaron en este gran coloso de hormigón para filmar algunas tomas de la película ?Doctor Zibago?, pasos que seguiría en 1970 el cineasta español Antonio Mercero para rodar bajo sus galerías varias secuencias de ?La Cabina?, con José Luis López Vázquez como protagonista.  

Un recurso económico

La iniciativa privada con el respaldo del Ayuntamiento, ha convertido a su presa en uno de los lugares de destino más frecuentados del Parque Natural Arribes, lo que ha contribuido a que la economía de subsistencia de mediados del siglo XX, haya dado un giro de 180 grados y sea el sector servicios, ligado al turismo, el que haya tomado el timón para reconducir el futuro de este municipio.  La apuesta de un grupo de emprendedores que supieron apreciar las posibilidades de la riqueza paisajística que ofrece el cañón del Duero, han convertido a Aldeadávila de la Ribera en un referente para el sector turístico de la provincia, una localidad que ha ido aumentando su oferta en alojamiento hasta liderar el mercado en todo el espacio protegido de Arribes.

Pero esta presa, además de cambiar el paisaje abrupto de un Duero escondido entre desgarrones graníticos, ha propiciado importantes ingresos a las arcas consistoriales como consecuencia de la producción de energía a través de la central hidroeléctrica propiedad de Iberdrola. Tal vez nunca el agua fue generadora de tanta riqueza como la obtenida por Aldeadávila, un recurso a veces escaso pero que aquí fluye en forma de kilovoltios, pues no en vano su central es la mayor productora de energía hidroeléctrica del país, y sin que para ello le resulte más necesario que un embalse de 115 hectómetros cúbicos de capacidad.  Los ingresos que por esta circunstancia recibe su Ayuntamiento se han traducido, en este medio siglo, en una importante red de servicios e instalaciones lejos del alcance de los pequeños municipios.

Ejemplo de esto son sus dos residencias para mayores, su pabellón deportivo cubierto, pistas al aire libre o sus piscinas, instalaciones que además han contribuido a mejorar sensiblemente la calidad de vida de sus vecinos y a aumentar el atractivo de la localidad de cara al visitante. Es por ello que la producción de energía eléctrica cobre aquí un significado especial, pues además de lo anterior, las obras de mantenimiento y mejora de las instalaciones de producción y distribución eléctrica han constituido desde la construcción de la central un complemento añadido a la actividad empresarial local, bien de forma directa o aquellas que como el comercio o la hostelería se benefician de manera indirecta de este recurso.

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