Arribes, un Territorio Vetón con mucho por descubrir

Fuente: SalamancaRtvaldia.es

La apuesta de la Diputación Provincial por poner en valor los recursos arquitectónicos de Las Arribes se llama Territorio Vetón, un programa que se ha centrado en dos importantes vestigios como son los castros vetones de Las Merchanas en Lumbrales y Ecla en Yecla de Yeltes, el primero con la incorporación un tiempo después del centro de recepción de visitantes ?Casa de los Condes? y que se ha situado como la puerta de entrada a este nuevo espacio de la historia del oeste salmantino.

Pero sin duda, es el Castro de Las Merchanas el recurso de mayor valor, espacio en el que en los últimos años se han invertido cerca de 800.000 euros para su acondicionamiento turístico, actuaciones entre las que destacan la exhumación de una puerta monumental de acceso a la fortaleza, la musealización del camino de acceso y la creación de un mirador.

El descubrimiento en 2011, por el profesor Ricardo Martín Valls, de la puerta monumental fue uno de los momentos más importantes y que contribuyeron a desvelar la historia de este poblado de época prerromana. A medida que se despejaba su estructura, se confirmaban las hipótesis de la investigación realizadas por el profesor Ricardo Martín Valls. El hallazgo reveló finalmente la existencia en el lugar, hace diecisiete siglos, de una gran metrópoli romana a la que podrían estar circunscritas otras pequeñas poblaciones, cuyos vestigios se encuentran diseminados por varios lugares de la comarca del Abadengo y Las Arribes del Duero.


La persistencia de Valls

Este descubrimiento justificó la persistencia de Valls en la continuación de las excavaciones y la apuesta de la Diputación por esta actuación, cuyos resultados colocaron al castro vetón de Las Merchanas en punto de partida para el estudio del episodio de la historia que abarca el final de las civilizaciones prerromanas en la Península, hasta ahora con escasas referencias en la provincia y en Castilla y León.

La construcción de esta puerta monumental sobre la antigua puerta indígena vetona, fue un hallazgo tan insólito como el ocurrido en diciembre de 2010 en la calle de la Rúa de la capital charra, pues aunque ambos coinciden como elementos arqueológicos, es decir, una puerta monumental construida en un asentamiento datado en el siglo IV a. C., la singularidad de la construcción lumbralense estribaba en que la puerta primigenia del castro sirvió de soporte a una posterior ciudad romana que, a tenor de la construcción ?con grandes dinteles? sitúan en este mismo asentamiento una población de gran importancia entre los siglos II y IV d. C., lo que convirtió este hallazgo en único en la Comunidad. Posteriormente a este descubrimiento, la Diputación recobró el interés por promover estos vestigios como un recurso turístico sin precedentes y dotó al espacio musealizado de un camino que recorre las partes más significativas del monumento tardorromano.

La Casa de los Condes

El Centro de Recepción de visitantes se ubica sobre la conocida, Casa de los Condes, edificio de finales del siglo XIX se ha convertido por derecho propio en la puerta de entrada al Territorio Vetón, espacio que conforman los castros celtas de Las Merchanas, en Lumbrales, y el de Ecla, en Yecla de Yeltes, y que han sido promovidos por la Diputación Provincial a través de distintas actuaciones financiadas mediante el programa Castros y Verracos en ambos casos, y el Plan de Dinamización Arribes Sur en el primero.

En el patio de las casas que configuran el centro de recepción de visitantes en Lumbrales, se sitúa la oficina de información. En la primera planta se proyectan un audiovisual e imágenes cedidas por el actual conde de Lumbrales, Antonio Jaime de Séguier Pinto da Costa, todo decorado en el ambiente que vivió el primer conde de la villa, Ricardo Pinto da Costa, impulsor de la línea férrea del Duero entre La Fuente de San Esteban y el muelle fluvial de Vega Terrón en La Fregeneda.

En la segunda planta se ofrece una colección de hallazgos arqueológicos de Ignacio y Eduardo Pérez Fernández, y que constituyeron el Museo Arqueológico que se alojó durante varios años en la torre del reloj. Además, en otra sala contigua, se exponen algunos de los elementos que formaron parte del Museo Textil creado por Teruqui Robledo y donde, también, se proyecta un audiovisual sobre el funcionamiento de los antiguos telares, sector que cobró en el pasado gran importancia en la economía de la villa.

La historia textil de la villa se muestra también en otra sala de la planta baja del edificio. en ella se recogen algunos de utensilios  habituales en la transformación de la lana, además de murales que facilitan su interpretación.

Castro Vetón de Yecla de Yeltes, la obra

El castro de Yecla de Yeltes ofrece un auténtico viaje al pasado más inédito y alejado de cuantos presenta la provincia de Salamanca. Pisar las piedras que dos mil años antes fueron colocadas con rigurosidad por aquellos hombres, pasear por entre sus casas y calles y observar desde lo alto de su muralla la puesta del sol, es sin duda una de las experiencias más inolvidables que puede acumular cualquier seguidor de nuestra Historia.

Es por tanto este lugar uno de los vestigios más importantes y casi desconocidos de cuantos se reparten en la geografía salmantina, pues cada uno de los elementos que lo componen supone siempre un descubrimiento.  Del silencio del presente, entre las calles y cimientos de sus construcciones emanan los sonidos de la actividad frenética que desarrollaron aquí sus pobladores hace 2.000 años.

La puesta en valor de la necrópolis concedió al conjunto de los restos arqueológicos una visión real de la vida de sus moradores en este lugar, fácil de imaginar a poco que nos adentremos entre sus murallas y observemos desde lo alto la zona de piedras hincadas situada en la puerta norte, elemento de defensa contra los ataques de caballería de poblados cercanos.

Los orígenes del castro se remontan al siglo V a. C., pero es a partir del siglo III a. C. cuando se construyen la mayoría de los edificios y elementos defensivos que se pueden observar en la actualidad. Durante la etapa romana continuó habitado, abandonándose definitivamente en el siglo XII, momento en el que sus habitantes se trasladan a una zona más llana y que da origen al pueblo actual.

El castro se halla en la confluencia del río Huebra con el arroyo Varlaña, asentado sobre grandes peñascales. Ocupa prácticamente 5 hectáreas de superficie y está rodeado por una gruesa muralla de mampostería de granito en seco. La defensa del recinto se completaba con la presencia de zonas con piedras hincadas situadas frente a las puertas principales, restos que aún pueden observarse en la puerta norte de la muralla. Los accesos se presentan mediante cuatro puertas y dos portillos. La principal se halla en el flanco norte y da paso al único camino de acceso.

Importantes huellas

Tanto en el exterior como en el interior del emplazamiento destaca la presencia de más de un centenar de grabados rupestres. Se trata de insculturas hechas en la roca que representan principalmente caballos, aunque también hay algunas figuras humanas, dos escenas de caza, jabalíes, asnos, toros?, un sinfín de representaciones que venían a invocar la magia, capturar el deseo para que este se convirtiera en realidad.

Los principales elementos constructivos del castro, y de forma particular los relativos a sus defensas, pueden ser recorridos y visitados gracias a la labor de acondicionamiento, restauración y señalización efectuados en el yacimiento a través de distintas intervenciones.

A lo largo de un sugerente y atractivo trayecto de más de un kilómetro por el exterior del recinto, el visitante tiene la oportunidad de observar y conocer directamente los principales accesos al poblado, las zonas con piedras hincadas, algunos grupos de grabados, y en general las características de esta magnífica fortificación prehistórica enclavada en un paisaje de gran belleza, erizado de canchales graníticos y cubierto por bosques de encinas, conjunto al que se suma la necrópolis con la reproducción de una de las tumbas halladas.

Durante la etapa romana, el castro estuvo habitado. De hecho, en el siglo III se reconstruye parte de su muralla. A esta época se corresponden la necrópolis y diferentes estelas funerarias, que además hoy pueden encontrarse como elementos decorativos en muros y fachadas de Yecla de Yeltes. Otro lugar ineludible para visita es su aula arqueológica.

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