Vitigudino: La rememoración de la batalla de San Antón cautiva a cientos de personas

Fuente: SalamancaRtvaldia.es

Aunque sin mayordomos ni cofrades, pero con la animación y colaboración de los ?Amigos del Caballo?, cientos de personas asistieron este domingo en Vitigudino a los actos organizados por el Ayuntamiento con motivo de la celebración de San Antón y la rememoración de la batalla que aconteció en este lugar hace 541 años.

Tras su recuperación el año anterior, la fiesta de San Antón en Vitigudino se enmarca en los actos que a partir del 17 de enero de 1476 se organizaron en la villa tras la reyerta que tuvo lugar en la zona conocida como Las Trincheras ?calle Trinquete? entre vecinos y una avanzadilla del ejército portugués, una victoria encabezada por Juan Maldonado, Señor de Moronta, y que a partir de ese momento comenzó a celebrarse con carreras de caballos, cogida de cintas y desfiles por las calles.

Y así, caballos y jinetes, rememorando aquella fecha, volvían de nuevo a las calles de La Gudina bajo una gran expectación con ciertos de personas a la puerta de la iglesia. El primero de los actos consistía en tres vueltas alrededor de la iglesia por parte de la quincena de jinetes y amazonas que se congregaban minutos antes de las once de la mañana en la Plaza de España. Tras dar las tres vueltas de rigor a la iglesia, los jinetes tuvieron un convite de aguardiente y pastas por cortesía del Ayuntamiento.

Bajo los sones de los tamborileros, Afro Vicente, Andrés de la Puente y José Martín ?el torero?, los caballistas se trasladaban al paraje de la Fuente de Obispo para participar y asistir a tres carreras de caballos cuyo recorrido estaba orientado hacia Portugal, como ordena la tradición, según recordaba Pepe ?Pepiño?, cuando las carreras comenzaban en el viejo frontón.

Una vez celebradas las carreras y con el cuerpo alegre a base de licores, aguardiente, pastas y perrunillas, los participantes regresaban a la Plaza de España para asistir a la bendición de animales tras la finalización de la misa, acto en el que además de caballos no faltaron las mascotas más populares, perros de infinidad de razas y a los que se sumaban otras más singulares como un hámster y hasta peluches que también cobraban vida mediante pilas.

Finalizada la tradicional bendición de animales con reparto de panecillos de San Antón entre el público, pasadas las 13.45 horas tenía lugar la tradicional recogida de cintas, momento que congregó a varios cientos de personas y que pudieron vibrar con los lances protagonizados por los caballistas. A continuación, el alcalde de la localidad, Germán Vicente, acompañado de varios concejales del equipo de Gobierno, procedía a la entrega de trofeos entre los caballistas. Los actos concluirían en el Asador Tino con una comida.

Orígenes de la fiesta de San Antón

La celebración de San Antón es una de las fiestas más significativas de cuantas se celebraban en Vitigudino, especialmente por su carácter histórico, pues no en vano, en el día de la onomástica del Patrón de los animales del año 1476 ocurrió en Vitigudino un hecho trascendental.

El 17 de enero cobró a partir de entonces un significado especial para los habitantes de Vitigudino. La victoria sobre una avanzadilla del ejército portugués en medio de las disputas por el trono de Castilla entre los seguidores de Juana ?La Beltraneja? e Isabel de Castilla, tras la muerte de Enrique IV de Trastámara, dio lugar a que ese día fuera colocado en el calendario por los vitigudinenses como uno de las más importantes -si no el que más- de los que hasta entonces habían vivido.

Desde esa fecha, San Antón fue culto de cofrades y mayordomos, también con celebraciones laicas en rememoración de aquella batalla comandada por Juan de Maldonado, Señor de Moronta, cuyo linaje alcanzaría tres siglos después el reconocimiento de la Corona al otorgarle el título de Marqués de Castellanos por los servicios prestados.

Uno de los actos centrales de este día era la carrera de caballos entre dos jinetes, pues no en vano, el Señor de Moronta, en reconocimiento a la determinación de los vitigudinenses, cuenta la leyenda que cada año regalaba dos de sus mejores monturas. Cada día de San Antón, Juan Maldonado montaba uno de sus caballos portando el estandarte que lució en la batalla ?cuyo original se encuentra en el Ayuntamiento?, y ataviado con un fajín y armado con su espada, se paseaba por la villa.  

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