Los embalses para producción hidroeléctrica, en torno al 90 por ciento de su capacidad

Fuente: Salamanca24horas.com

Iberdrola ha obtenido en la Cuenca del Duero la mayor parte de su producción hidroeléctrica, si bien es cierto que esta modalidad de energía representa entre el 15 y el 20 por ciento del total de producción, casi el mismo porcentaje que se registra en el sistema eléctrico español.

La compañía dispone de dos tipos de embalses: aquellos pequeños por los que el río fluye, en Salamanca es el caso de Aldeadávila y Saucelle y en Zamora de Valparaíso, Agavanzal, Villalcampo y Castro que no presentan apenas oscilaciones. Los otros son aquellos de regulación, de mucho más almacenaje, que son los que presentan más oscilaciones a lo largo del año, ya que dependen de las precipitaciones y del uso que se haga del agua. Es el caso, por ejemplo, de Almendra, en Salamanca, el mayor embalse de la Comunidad, con capacidad para 2.586 hectómetros cúbicos, o Ricobayo, con capacidad para 1.178 hectómetros cúbicos y Cernadilla, en Zamora.

Los embalses de Iberrdrola en la Cuenca del Duero almacenan al cierre del año 2010 el 79% de su capacidad máxima frente al 67% del 2009, lo que supone un incremento del 17,4% en su nivel de ocupación. Esto se debe al volumen de agua en el embalse de Almendra ya que es el único hiperanual, es decir, que el tiempo de vaciado es superior a un año mientras que los embalses de régimen anual son aquellos en los que, supuesto el embalse a su capacidad máxima, el vaciado del mismo se realiza en un período inferior a un año como es el caso de Ricobayo o Cernadilla.

Las abundantes precipitaciones registradas en las provincias de Zamora y Salamanca en los primeros meses de 2010 obligaron a abrir las compuertas de todas las presas de la Cuenca del Duero, excepto Almendra, para verter el agua embalsada, que ha llegado a alcanzar niveles del 95% de la capacidad máxima en el mes de marzo. Así, Iberdrola ha regulado el abundante caudal que concentran los ríos Duero, Tera y Esla como consecuencia de las aportaciones de las cuencas de cabecera.

Hacía más de tres años que la compañía no liberaba agua a través de los aliviaderos, concretamente en el otoño de 2006, cuando se produjo un vertido en el Tera, mientras que la última vez que se abrieron las compuertas de las presas del Duero fue en el año 2003, coincidiendo igualmente con un episodio de importantes precipitaciones.

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