Masiva participación en el desfile de carrozas y primer encierro de San Bartolo en Aldeadávila

Fuente: Salamanca24horas.com

Las fiestas de San Bartolo de Aldeadávila de la Ribera siguen el programa establecido por el Ayuntamiento que preside Santiago Hernández, y si tienen una característica importante es la alta participación, tanto de vecinos con sus peñas como de forasteros, en los diferentes actos que se celebran.

Así aconteció en la noche de San Bartolo con el ya tradicional en toda la comarca Desfile de Carrozas. Una cita ineludible para miles de personas que se desplanzan a Aldeadávila para disfrutar de esta cabalgata de color, alegría e imaginación por parte de las peñas locales. En esta ocasión fueron nuevo las carrozas que desfilaron ante los ojos y la expectación de los miles de visitantes. Mucha alegría en los participantes, que de esta forma viven sus fiestas más populares.

El gentío pudo disfrutar de la vistosidad y la imaginación de cada uno de los nueve grupos participantes. El primer premio, dotado con 1.200 euros fue para el ferrocarril, el segundo, de 1.000 euros, cayó en el barco y el tercero, de 900 euros, en Los Pitufos, pero, eso sí, hubo gratificación para todos los participantes.

La noche siguió a ritmo de verbena, con la Plaza Mayor –improvisado ruedo- lleno a rebosar, que se prolongó hasta bien entrada la madrugada cuando dio paso a la vaquilla del aguardiente. En este acontecimiento, al margen de algunos revolcones, la fiesta continuaba en las gradas, sobre todo en ese grupo o peña de ‘las faldas y verdes’, como se les conoce por aquí, con Alvarito –el colchonero- de maestro de ceremonias –y vaya como la tiene, bueno, la peonza-.

Tras la vaca del aguardiente, como no podía ser menos en pueblo taurino, se corrió el primer encierro de las fiestas de San Bartolo. Muchos corredores y muchos visitantes para presenciar este tradicional encierro a caballo desde el Prado del Toro hasta la Plaza, no sin antes ‘matar’ el fresco rocío de la mañana con un chupito en los mataderos viejos.

El susto, en días de alegría, pudo llegar cuando un novillo, al entrar en la plaza, hizo por un joven –el portero de la escuadra de Pesetas- que perdió el pie y lo lanzó contra la madera. Por suerte, a estas horas, quedó en eso, en el susto, quizás San Bartolo extendiera su pluma para amortiguar el impacto.

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