Las tradiciones marcan la celebración de San Sebastián en Vilvestre

Fuente: La Gaceta de Salamanca

Eran tiempos fastidiados, fríos, de cuando los mendrugos de pan andaban escasos. Era por entonces cuando muchos en Vilvestre se encomendaban a su patrón por ver si venían mejores. Así decía, pongamos por caso, una coplilla del Tío Tomás Picán: ´San Sebastián bendito / que en el cielo estás inscrito, / como andas tú de pantalones, / así ando yo de tocino´. Y ahí se quedaba plantado el santo, quién sabe si atendiendo a los ruegos del Tío Tomás, a calzón vista y con las flechas espigándole la piel. Cada año un 20 de enero, con la niebla que recién escampa, los vecinos de Vilvestre se encaminan a la iglesia para darle un poco de calor a su santo. Qué duda cabe de que un martirio lo es mucho más a pecho descubierto en una gélida mañana de Las Arribes. Hay que dirigirse a la parroquia. Es la música que nace del tamboril y la gaita de Manuel Pérez ´El Pernales´ la que marca para todos el día de fiesta. Un toque fuerte, sostenido cuando es preciso, acompasa la marcha a lo largo de la procesión. Los mayordomos, Kiko y Tomasi son sus nombres, caminan detrás del santo llevando las varas. Al poco de dar la vuelta a la iglesia, surgen los primeros voluntarios para bailar la bandera. Unos con más brío, otros con mucho tiento. La bandera ya se guarda y empiezan los charros. Arrecian los gritos entre el público. ´¡Aire!´, dicen los entendidos. ´¡Bien bailado!´, claman todos entre aplausos. Nada más que falta el convite. Vino, dulces y quién sabe si un sabroso cacho de tocino para Tomás Picán dejado por mediación del santo.

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